lunes, 5 de enero de 2015

El Evangelio del Día

martes 06 Enero 2015 San Carlos de Sezze, Santa Rafaela María del Sagrado Corazón Leer el comentario del Evangelio por San Bernardo : «Cayendo de rodillas, se prosternaron delante de él» Isaías 60,1-6. ¡Levántate, resplandece, porque llega tu luz y la gloria del Señor brilla sobre ti! Porque las tinieblas cubren la tierra y una densa oscuridad, a las naciones, pero sobre ti brillará el Señor y su gloria aparecerá sobre ti. Las naciones caminarán a tu luz y los reyes, al esplendor de tu aurora. Mira a tu alrededor y observa: todos se han reunido y vienen hacia ti; tus hijos llegan desde lejos y tus hijas son llevadas en brazos. Al ver esto, estarás radiante, palpitará y se ensanchará tu corazón, porque se volcarán sobre ti los tesoros del mar y las riquezas de las naciones llegarán hasta ti. Te cubrirá una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Todos ellos vendrán desde Sabá, trayendo oro e incienso, y pregonarán las alabanzas del Señor. Salmo 72(71),1-2.7-8.10-13. Concede, Señor, tu justicia al rey y tu rectitud al descendiente de reyes,para que gobierne a tu pueblo con justicia y a tus pobres con rectitud.Que en sus días florezca la justicia y abunde la paz, mientras dure la luna;que domine de un mar hasta el otro, y desde el Río hasta los confines de la tierra.Que los reyes de Tarsis y de las costas lejanas le paguen tributo. Que los reyes de Arabia y de Sebá le traigan regalos;que todos los reyes le rindan homenaje y lo sirvan todas las naciones.Porque él librará al pobre que suplica y al humilde que está desamparado.Tendrá compasión del débil y del pobre, y salvará la vida de los indigentes. San Pablo a los Efesios 3,2-3a.5-6. Hermanos: Seguramente habrán oído hablar de la gracia de Dios, que me ha sido dispensada en beneficio de ustedes. Fue por medio de una revelación como se me dio a conocer este misterio, tal como acabo de exponérselo en pocas palabras. que no fue manifestado a las generaciones pasadas, pero que ahora ha sido revelado por medio del Espíritu a sus santos apóstoles y profetas. Este misterio consiste en que también los paganos participan de una misma herencia, son miembros de un mismo Cuerpo y beneficiarios de la misma promesa en Cristo Jesús, por medio del Evangelio. Mateo 2,1-12. Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo". Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. "En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel". Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: "Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje". Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino. Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios. Leer el comentario del Evangelio por : San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia 1er sermón sobre la Epifanía «Cayendo de rodillas, se prosternaron delante de él» La intención de Dios no fue solamente la de bajar a la tierra, sino la de ser conocido en ella; no sólo nacer, sino darse a conocer. De hecho, es en vistas a este conocimiento que nosotros celebramos la Epifanía, este gran día de su manifestación. Hoy, en efecto, los magos vinieron de Oriente buscando al Sol de Justicia en su aurora (Ml 3,20), este Sol de quien leemos: «Aquí tenéis a un hombre que se llama Oriente» (Za 6,12). Hoy han adorado el hecho de haber dado a luz, de manera nueva, la Virgen, siguiendo la dirección que les había marcado una nueva estrella. ¿No encontramos aquí, hermanos un gran motivo de gozo, así como en esta palabra del apóstol Pablo: «Ha aparecido la Bondad de Dios y su Amor al hombre»? (Tt 3,4)... ¿Qué hacéis, magos, qué hacéis? ¿Adoráis a un niño de mama, en una choza vulgar, envuelto en mantillas miserables? ¿Acaso éste será Dios? Pero «el Señor está en su templo santo, el Señor tiene su trono en el cielo» (Sl 10,4), y ¿vosotros lo buscáis en un vulgar establo, recostado en el regazo de una madre? ¿Qué hacéis? ¿Por qué ofrecéis este oro? ¿Éste, será acaso, rey? Pero, ¿dónde está su cortejo real, dónde está su trono, dónde la multitud de sus cortesanos? ¿Un establo es un palacio, un pesebre un trono, María y José miembros de su corte? ¿Cómo es posible que hombres sabios se hayan vuelto locos hasta el punto de adorar a un niño pequeño, despreciable tanto por su edad como por la pobreza de los suyos? Sí, se han vuelto locos para llegar a ser sabios; el Espíritu Santo les ha enseñado por anticipado lo que más tarde proclamó el apóstol Pablo: «Destruiré la sabiduría de los sabios, frustraré la sagacidad de los sagaces... Como en la sabiduría de Dios el mundo no lo conoció por el camino de la sabiduría, quiso Dios valerse de la necedad de la predicación para salvar a los creyentes» (1C 1,21)...Se prosternaron, pues, ante este pobre niño, rindiéndole homenaje como a rey, adorándole como a Dios. El que por fuera les guió a través de una estrella, derramó su luz en el secreto de sus corazones.



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