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Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
Comenzamos el tiempo de Adviento, los textos de este domingo nos invitan a esperar, es verdad que la palabra Adviento en nuestra época no significa casi nada, e incluso cuando se piensa en la espera se piensa en algo pasivo, pero el Adviento no es un tiempo pasivo, es tiempo de nacer, de proyectar, es algo dinámico.
Comenzamos el tiempo de Adviento, los textos de este domingo nos invitan a esperar, es verdad que la palabra Adviento en nuestra época no significa casi nada, e incluso cuando se piensa en la espera se piensa en algo pasivo, pero el Adviento no es un tiempo pasivo, es tiempo de nacer, de proyectar, es algo dinámico.
El aviso urgente es que antes de llenar el cantarillo con los contenidos del Sínodo sobre la Familia, debo explicar el significado y la historia de los Sínodos. La palabra es la conjunción de dos palabras griegas: syn(juntos) y hodos (caminar).. Resultado: “Caminar juntos”.
No es ningún secreto que hoy día ha habido una masiva caída en la asistencia a la iglesia. Por otra parte, esa caída no corre pareja con el mismo difundido aumento en ateísmo y agnosticismo. Al contrario, más y más gente afirma ser espiritual pero no religiosa, llenos de fe pero no asistentes a la iglesia. ¿Por qué se da este éxodo de nuestras iglesias?
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
(RV).- El Santo Padre Francisco envió un mensaje al cardenal Gianfranco Ravasi, Presidente del Pontificio Consejo de la Cultura y del Consejo de Coordinación entre las Academias Pontificias, en ocasión de la XIX Sesión Pública de las Academias Pontificias, dedicada al tema: ''María icono de la infinita belleza de Dios. La Marialis cultus y el magisterio mariano del beato Pablo VI'', promovida por la Pontificia Academia Mariana Internacional.
En su mensaje, el Papa habla del gran amor que el beato Pablo VI tenía a la Virgen María y que se encuentra reflejado en muchos momentos de su pontificado y en numerosos documentos, como sus dos encíclicas, la Mense Maio y la Christi Matri, dedicadas a la Madre de Dios y al culto dirigido a Ella también como Mater Ecclesiae, y sus tres Exhortaciones Apostólicas: Signum Magnum, Recurrens Mensis October y la Marialis Cultus que celebra el cuarenta aniversario de su publicación.
''En la víspera del quincuagésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, establecido por Pablo VI, no por casualidad, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre de 1965), es un detalle muy bonito -dice- que deseen hacer escuchar de nuevo su voz mediante la grabación de la homilía en la que confió a María el destino de la Iglesia, profundamente renovada en la asamblea conciliar. En esa solemne e histórica ocasión, el beato Pablo VI quiso encomendar a María toda la Iglesia como Madre de Dios y Madre espiritual nuestra''.
De la misma manera, Francisco recuerda cómo en los momentos cruciales y difíciles para la Iglesia y para la humanidad, Pablo VI se dirigía siempre a María, exhortando al pueblo de Dios a pedir su intercesión y protección, y cómo invocaba el don de la paz. ''Después del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, -añade- también yo he confiado el camino de la Iglesia a la materna y premurosa intercesión de María, recordando a todos los creyentes que "hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia. Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes''.
El Obispo de Roma les pide que no se cansen de aprender de María, ''de admirar y contemplar su belleza, de dejarse guiar por Ella que nos conduce siempre a la fuente original y a la auténtica plenitud, infinita belleza, la de Dios, que se nos revela en Cristo, Hijo del Padre e Hijo de María''. Antes de concluir, el Pontífice asigna el Premio de las Academias Pontificias a la Asociación Mariológica Interdisciplinar Italiana, sobre todo por la publicación, de más de veinte años, de la revista Theotokos, y la Medalla del Pontificado al Centro mariano de difusión cultural, de los Servicios de María, de México.
(RC-RV)
Ciudad del Vaticano, 21 noviembre 2014 (VIS).- El Santo Padre ha enviado un mensaje al cardenal Gianfranco Ravasi, Presidente del Pontificio Consejo de la Cultura y del Consejo de Coordinación entre las Academias Pontificias, en ocasión de la XIX Sesión Pública de las Academias Pontificias, dedicada al tema: ''María icono de la infinita belleza de Dios. La Marialis cultus y el magisterio mariano del beato Pablo VI'', promovida por la Pontificia Academia Mariana Internacional.
En su mensaje, el Papa habla del gran amor que el beato Pablo VI tenía a la Virgen María y que se encuentra reflejado en muchos momentos de su pontificado y en numerosos documentos, como sus dos encíclicas, la Mense Maio y la Christi Matri, dedicadas a la Madre de Dios y al culto dirigido a Ella también como Mater Ecclesiae, y sus tres Exhortaciones Apostólicas: Signum Magnum, Recurrens Mensis October y la Marialis Cultus que celebra el cuarenta aniversario de su publicación.
''En la víspera del quincuagésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, establecido por Pablo VI, no por casualidad, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre de 1965), es un detalle muy bonito -dice- que deseéis hacer escuchar de nuevo su voz mediante la grabación de la homilía en la que confió a María el destino de la Iglesia, profundamente renovada en la asamblea conciliar. En esa solemne e histórica ocasión, el beato Pablo VI quiso encomendar a María toda la Iglesia como Madre de Dios y Madre espiritual nuestra''.
De la misma manera, Francisco recuerda cómo en los momentos cruciales y difíciles para la Iglesia y para la humanidad, Pablo VI se dirigía siempre a María, exhortando al pueblo de Dios a pedir su intercesión y protección, y cómo invocaba el don de la paz. ''Después del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, -añade- también yo he confiado el camino de la Iglesia a la materna y premurosa intercesión de María, recordando a todos los creyentes que "hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia. Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes''.
Francisco les pide que no se cansen de aprender de María, ''de admirar y contemplar su belleza, de dejarse guiar por Ella que nos conduce siempre a la fuente original y a la auténtica plenitud, infinita belleza, la de Dios, que se nos revela en Cristo, Hijo del Padre e Hijo de María''. Antes de concluir, el Pontífice asigna el Premio de las Academias Pontificias a la Asociación Mariológica Interdisciplinar Italiana, sobre todo por la publicación, de más de veinte años, de la revista Theotokos, y la Medalla del Pontificado al Centro mariano de difusión cultural, de los Servicios de María, de México.
Durante todo este ciclo A del tiempo litúrgico y todo este año, los Evangelios del domingo nos han invitado a repensar las mil facetas del Reino de Dios. Hoy es una buena oportunidad para cerrar el año centrándose en Jesucristo Rey, máxima manifestación con su persona y sus obras de ese Reino.
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
Desde las lecturas que nos propone la Liturgia para este domingo, me surgen dos resonancias. Una relacionada con la Iglesia, otra relacionada con la familia y con cada persona en particular, ambas en el momento del veredicto último, el de la valoración que Dios hará.
La parábola de los talentos nos habla de un hombre que dejó a sus empleados encargados de sus bienes y a cada cual le dio según su capacidad. Cada hombre tiene por tanto unas capacidades con las debe desenvolverse en la vida, poniéndolas siempre a trabajar.
Entre las muchas enseñanzas de Jesús, encontramos esta invitación que nos parece más bien dura: El que quiera ser discípulo mío debe negarse a sí mismo, cargar con su cruz diariamente y seguirme. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mi causa la encontrará.
De nuevo la liturgia da prioridad a una fiesta, y en vez de ofrecer las lecturas y oraciones del domingo correspondiente, el Papa invita a considerar los textos de la dedicación de una iglesia con motivo de celebrarse este día la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán, iglesia catedral del obispo de Roma.
(RV).- La rivalidad y vanagloria son dos polillas que debilitan a la Iglesia; en cambio es necesario actuar con espíritu de humildad y concordia, sin buscar el propio interés: lo ha dicho el Papa Francisco en la homilía de la Misa matutina celebrada en la Casa de Santa Marta.
Tomando como inspiración la carta de San Pablo a los Filipenses, el Papa observó que la alegría de un obispo es ver en su Iglesia amor, unidad y concordia. “Esta armonía – subrayó el Papa – es una gracia, lo hace el Espíritu Santo, pero nosotros por nuestra parte, debemos hacer de todo para ayudar al Espíritu Santo a realizar está armonía en la Iglesia”. Por esto, San Pablo invita a los Filipenses a no hacer nada “por rivalidad o vanagloria”, ni a “luchar uno contra el otro, ni siquiera para hacerse notar, para aparentar ser mejor que los otros”. “Se ve – enfatizó el Santo Padre – que esto no es solamente cosa de nuestro tiempo”, sino “que viene desde antes”:
“Y cuantas veces en nuestras instituciones, en la Iglesia, en las parroquias, por ejemplo, en los colegios, encontramos esto, ¿no? La rivalidad; el hacerse notar, la vanagloria. Se ve que son dos polillas que devoran la consistencia de la Iglesia, la debilitan. La rivalidad y la vanagloria van contra esta armonía, esta concordia. En vez de rivalidad y vanagloria, ¿qué cosa aconseja Pablo? ‘Pero cada uno de ustedes, con toda humildad’ – ¿qué cosa se debe hacer con humildad? – ‘considerar a los otros superiores a si mismo’. Él sentía esto, ¿eh? Él se califica ‘no digno de ser llamado apóstol’, el último. También se humilla fuertemente ahí. Este era su sentimiento: pensar que los otros eran superiores a él”.
El Papa citando a San Martin de Porres, “humilde fraile dominicano”, del cual la Iglesia hoy celebra su memoria: “su espiritualidad estaba en el servicio, porque sentía que todos los otros, incluso los más grandes pecadores, eran superiores a él. Lo sentía de verdad”. San Pablo, luego, exhorta a cada uno a no buscar el propio interés:
“Buscar el bien del otro. Servir a los demás. Pero esto es la alegría de un obispo, cuando ve en su Iglesia así: un mismo sentir, la misma caridad, permaneciendo unánimes y concordes. Este es el ambiente que Jesús quiere en la Iglesia. Si pueden tener diversas opiniones, está bien, pero siempre dentro de este ambiente, de esta atmosfera: de unidad, caridad, sin despreciar a ninguno”.
Refiriéndose al Evangelio del día, el Papa Francisco agregó:
“Es feo, cuando en las instituciones de la Iglesia, de una diócesis, encontramos en las parroquias gente que busca su propio interés, no el servicio, no el amor. Y esto es lo que Jesús nos dice en el Evangelio: no buscar el propio interés, no caminar por el camino del contracambio, ¿eh? ‘Pero sí, yo te he hecho este favor, pero tú no me haces esto’. Y, con esta parábola, de invitar a cena a aquellos que no pueden contracambiar nada. Es la gratuidad. Cuando en una Iglesia hay armonía, hay unidad, no se busca el propio interés, existe esta actitud de gratuidad. Yo hayo el bien, no hago un negocio con el bien”.
El Papa concluyó, invitando a hacer un examen de conciencia: “¿Cómo es mi parroquia? ¿Cómo es mi comunidad? ¿Tiene este espíritu? ¿Cómo es mi institución? Este espíritu de sentimientos de amor, de unanimidad, de concordia, sin rivalidad o vanagloria, con humildad y pensando que los demás son superiores a nosotros, en la parroquia, en la comunidad… Y tal vez encontraremos que hay algo para mejorar. ¿Hoy, cómo puedo yo mejorar esto?