jueves, 27 de agosto de 2015

Comentario al Evangelio del domingo, 30 de agosto de 2015

Volvemos hoy al Evangelio de Marcos y nos encontramos con un texto aparentemente superado, pero que nos da ciertos criterios para discernir sobre nuestro ser de cristianos. Todo comienza con el simple gesto de lavarse las manos antes de comer, la cuestión no está aquí, sino en la pregunta que los fariseos hacen a Jesús: “¿Por qué  comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?”.



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