miércoles, 27 de enero de 2016

El Evangelio del Día

jueves 28 Enero 2016 Jueves de la tercera semana del tiempo ordinarioSanto Tomás de Aquino Leer el comentario del Evangelio por San Ignacio de Antioquia : «Si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz» Samuel 2 7,18-19.24-29. Entonces el rey David fue a sentarse delante del Señor y exclamó: "¿Quién soy yo, Señor, y qué es mi casa para que me hayas hecho llegar hasta aquí? Y como esto te pareció demasiado poco, también le has hecho una promesa a la casa de tu servidor, para un futuro lejano. ¿Es esto lo que haces habitualmente con los hombres, Señor? Tú has establecido a tu pueblo Israel para que sea tu pueblo eternamente, y tú, Señor, eres su Dios. Y ahora, Señor Dios, confirma para siempre la palabra que has pronunciado acerca de tu servidor y de su casa, y obra conforme a lo que has dicho. Que tu Nombre sea engrandecido para siempre, y que se diga: '¡El Señor de los ejércitos es el Dios de Israel!'. Y que la casa de David, tu servidor, esté bien afianzada delante de ti. Porque tú mismo, Señor de los ejércitos, Dios de Israel, te has revelado a tu servidor, diciendo: 'Yo te edificaré una casa'. Por eso tu servidor se ha atrevido a dirigirte esta plegaria. Ahora, Señor, tú eres Dios, tus palabras son leales y has prometido estos bienes a tu servidor. Dígnate, entonces, bendecir la casa de tu servidor, para que ella permanezca siempre en tu presencia. Porque tú, Señor, has hablado, y con tu bendición la casa de tu servidor será bendita para siempre". Salmo 132(131),1-2.3-5.11.12.13-14. Acuérdate, Señor, en favor de David, de todos sus desvelos,del juramento que prestó al Señor, del voto que hizo al Fuerte de Jacob:“No entraré bajo el techo de mi casa ni me acostaré en mi propio lecho;no daré descanso a mis ojos ni reposo a mis párpados,hasta que encuentre un lugar para el Señor, una Morada para el Fuerte de Jacob”.El Señor hizo un juramento a David, una firme promesa, de la que no se retractará: “Yo pondré sobre tu trono a uno de tus descendientes.Si tus descendientes observan mi alianza y los preceptos que yo les enseñaré, también se sentarán sus hijos en tu trono para siempre”.Porque el Señor eligió a Sión, y la deseó para que fuera su Morada.«Este es mi Reposo para siempre; aquí habitaré, porque lo he deseado. Marcos 4,21-25. Jesús les decía: "¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es más bien para colocarla sobre el candelero? Porque no hay nada oculto que no deba ser revelado y nada secreto que no deba manifestarse. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!". Y les decía: "¡Presten atención a lo que oyen! La medida con que midan se usará para ustedes, y les darán más todavía. Porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene". Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios. Leer el comentario del Evangelio por : San Ignacio de Antioquia (¿- c. 110), obispo y mártir Carta a los Efesios, § 13-15 «Si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz» Procurad reuniros con más frecuencia para celebrar la acción de gracias y la alabanza divina. Cuando os reunís con frecuencia en un mismo lugar, se debilita el poder de Satanás, y la concordia de vuestra fe le impide causaros mal alguno. ¿Hay algo mejor que la paz para poner fin a toda discordia en el cielo y en la tierra? Nada de esto os es desconocido, si mantenéis de un modo perfecto, en Jesucristo, la fe y la caridad, que son el principio y el fin de la vida: el principio es la fe, el fin es la caridad. Cuando ambas virtudes van a la par, se identifican con el mismo Dios, y todo lo demás que contribuye al bien obrar se deriva de ellas. El que profesa la fe no peca, y el que posee la caridad no odia. «Por el fruto se conoce el árbol» (Mt 12,33); del mismo modo, los que hacen profesión de pertenecer a Cristo se distinguen por sus obras. Lo que nos interesa ahora, más que hacer una profesión de fe, es mantenernos firmes en esa fe hasta el fin. Es mejor callar y obrar que hablar y no obrar. Buena cosa es enseñar, si el que enseña también obra. Uno solo es el maestro (Mt 23,8), que «lo dijo y existió» (Sl 32,9): pero también es digno del Padre lo que enseñó sin palabras. El que posee la palabra de Jesús es capaz de entender lo que él enseñó sin palabras y llegar así a la perfección, obrando según lo que habla y dándose a conocer por lo que hace sin hablar. Nada hay escondido para el Señor, sino que aún nuestros secretos más íntimos no escapan a su presencia. Obremos, pues, siempre conscientes de que él habita en nosotros, para que seamos templos suyos y él sea nuestro Dios en nosotros.

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