Ya hace mucho tiempo que me siento encandilado por la manera que el Apóstol Pablo recuerda su encuentro con Jesús en el camino de Damasco. Dice: “Fui atrapado, alcanzado por Cristo Jesús Y ahora soy yo el que corro para darle alcance”. Dicen los expertos que la expresión usada aquí tiene la fuerza con la que el águila real se lanza en picado y atrapa a la paloma. (Cf. Fil.3.12-14).
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