miércoles, 16 de octubre de 2019

jueves 17 Octubre 2019 : Commentary Balduino de Ford

Los que han derramado la sangre de Cristo no lo han hecho con el fin de borrar  los pecados del mundo… Pero, inconscientemente, han sido servidores del plan de salvación. La salvación del mundo que se seguiría, no era debida a su poder, ni a su voluntad, ni a su intención, ni a su acto, sino únicamente al poder, a la voluntad, a la intención y al acto de Dios. En efecto, en esta efusión de sangre, no era sólo el odio de sus perseguidores quien actuaba, sino también el amor del  Salvador. El odio ha hecho su propia obra de odio, el amor ha hecho su obra de amor. No es el odio sino el amor el que realiza la  salvación. Derramando la sangre de Cristo, el odio se derramó él mismo, «para que se revelaran los pensamientos de muchos corazones» (Lc 2,35). También el amor, derramando la sangre de Cristo, se derramó él mismo para que el hombre sepa cuánto Dios le ama: «hasta el punto de no ahorrar a su propio Hijo» (Rm 8,32). «Porque tanto amó Dios al mundo que le ha entregado su Hijo único» (Jn 3,16). Este Hijo único ha sido ofrecido, no porque la voluntad de sus enemigos haya prevalecido, sino porque él mismo lo ha querido. «Ha amado a los suyos, y los ha amado hasta el fin» (Jn 13,1). El fin es la muerte aceptada en bien de los que ama : éste es el fin de toda perfección, el fin del amor perfecto.  «Porque no hay amor más grande que el que da la vida por los que ama» (Jn 15,13).

from EVANGELIO DEL DÍA https://ift.tt/Lm9VM1
via IFTTT

No hay comentarios:

Publicar un comentario